jueves, 15 de abril de 2010

La responsabilidad de ser padres 2

Aquí hablaremos de cómo poder entender mejor al niño con más paciencia y generándole opciones ante una conducta que hay que corregirle, y no solo regañarle y castigarle.

En Programación Neurolingüística existe un postulado que dice "Detrás de toda conducta existe una intención positiva". Esto, en este caso, quiere decir que el niño no actúa sólo por portarse mal, sino que dentro de él hay algo que quiere obtener, que lo lleva a actuar de esta manera pues es la única opción que tiene en ese momento.

El pensar así es muy útil para el ser padres, ya que cuando consideramos que nuestros hijos se están portando mal, es muy fácil juzgar su conducta como mala, inadecuada, agresiva, grosera, etc. y darles el manazo y gritarles. Si nosotros logramos en esos momentos pensar que están actuando debido a una intención positiva de algo que quieren obtener, y en vez de gritarles, atacarlos, agredirlos, nos comunicamos con ellos para corregirlos y generarles una opción diferente y así alcanzar su intención, el niño entenderá mucho mejor nuestro mensaje. Pero para esto tenemos que razonar antes que reaccionar.

Un ejemplo de esto puede ser cuando vemos que nuestro niño de 4 años le está pegando a su hermanita de 3. En ese momento al decirle "deja de pegarle a tu hermana", me acerco a él, me arrodillo junto a él y cambiando mi tono de voz le pregunto ¿qué estabas tratando de hacer? ¿Por qué razón le estabas pegando a tu hermanita? El me contesta "no quiero que tire mis torres, no me deja jugar". Yo puedo explicarle que es muy chiquita y todavía no entiende lo que hace, y que para ella es muy divertido tirar las torres, pero que él tiene razón en molestarse y que vamos a poner una solución a su problema y que sus torres estén a salvo. Así que le puedo generar una opción diciéndole: ¿qué tal si te ayudo para que subas tus dados a la mesa donde tu hermanita no los alcance? Así podrás construir tus torres y estarán a salvo. Y a tu hermanita le traigo sus juguetes para que se entretenga mientras y también esté contenta.

Muchas peleas entre niños son variaciones del ejemplo anterior. Cuando ellos no obtienen lo que quieren normalmente golpean, empujan, gritan. Desde fuera puede considerarse una mala conducta pero desde su perspectiva de niños esa es la única manera que se les ocurre para obtener lo que desean, en este caso anterior jugar a hacer torres. Nuestro deber como padres es respetar la intención positiva del niño, ofrecer opciones alternas para que la logren y que cambien su conducta. Qué diferencia a castigar al niño sin averiguar siquiera lo que sucede y alegando la norma de que "no se le pega a las hermanitas". Esto solo irá produciendo en el niño coraje y celos en contra de su hermana, repitiendo la conducta cada vez que pueda y empezándose a formar un círculo vicioso entre los dos hermanos.

Si sólo nos centramos en la conducta inadecuada, según nosotros, del niño, éstos gradualmente aprenden a pensar que son "niños malos" y crearemos un conflicto en ellos. Para evitar esto, podemos ayudar al niño de acuerdo a lo expuesto anteriormente y:

•Hacer que el niño piense en su intención positiva y que esa no es la manera correcta de actuar, porque está agrediendo a otro, y a él no le gustaría tampoco que le pegaran

•Así a la larga, el niño llegará a tener esta misma opinión de sus padres y de otros cuando hagan cosas que a él no le guste, y evitar juicios sobre otras personas que no le van a ayudar en su vida futura

•Así el niño aprende a pensar automáticamente en soluciones alternas y a usar su creatividad cada vez que tenga que resolver un problema.
Los cuatro pasos para encontrar la intención positiva del niño:

Esta estrategia se utiliza cuando un niño se está "comportando mal", es decir, cuando hay peligro de que pueda herirse a sí mismo o a alguien más, o abusar de la propiedad.

1.Interrumpir o detener la mala conducta lo más rápido posible.

2.Buscar la intención positiva de esa conducta sin violentarse. "¿Qué es lo que quieres?", "¿Qué es lo que estás tratando de hacer?".

3.Manifestar que entiendes como padre la intención positiva del niño. Ejemplo: "Es importante que protejas tus juguetes".

4.Ayudar al niño a que encuentre otra forma de conseguir su intención positiva. "¿De qué otra manera lo puedes lograr?. Si el niño es pequeño los padres le pueden dar algunas posibilidades, para ponerlo a pensar sobre otra solución.
La mejor manera de educar al niño es hacerlo pensar sobre los beneficios que implica cualquier acción. Por ejemplo la frase común de: "hay que lavarse los dientes después de que comas", debe de ser seguida por una como "para mantener tus dientes limpios y sanos y así evitar las caries y las curaciones del dentista". Así el niño tiene una razón válida para él y formará un hábito sobre el lavarse los dientes. El decirle "tienes que hacer tu tarea antes de ver la tele", seguido de "así te sentirás libre y podrás ver la tele y jugar ya sin pendientes", etc.

Esto es empezar a darle razones que nosotros sabemos a través de los años y que ellos ignoran. Es como si a nosotros nos dicen "hay que comer temprano hoy", si no me dicen la razón por la cual tengo que hacer esto, probablemente se me olvide porque en mi mente no hay algo registrado con sentido que me lleve a la acción que se me está diciendo. Si me agregan "porque hoy vamos a ir a visitar a los González que vienen de fuera y nos quieren ver", seguro que voy a estar pendiente de hacerlo.

Una de las mayores preocupaciones de los padres es darles una buena educación a los hijos, y para esto la única manera es poniéndonos en el lugar de ellos sin perder de vista que nosotros somos los padres y los guías. Ya no caigamos en conductas prepotentes y rígidas y tratemos de manejar la flexibilidad y la coherencia con nosotros mismos. Para esto ya sabemos que en los momentos difíciles oxigenémonos con un par de respiraciones profundas y tratemos de calmarnos, ya que el ser padres implica retos y problemas a solucionar de una manera ecológica.

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