martes, 13 de abril de 2010

Elisabeth Kübler Ross

Hasta ahora he leído sólo un libro de ella ("conferencias") pero me bastó para conectar con esa energía y carisma con que contaba sus experiencias.
Sería una biografía muy interesante pero algo larga... Por eso hago tan sólo copia de una breve introducción y de inspiradoras frases de Elisabeth.

“Morir es tan natural como nacer y crecer,
pero el materialismo de nuestra cultura ha convertido
este último acto de desarrollo en algo aterrador.”


Esta mujer no ganó el premio Nobel de la Paz, ni su muerte fue el encabezado de los informativos, sin embargo su trabajo, influencia y legado ha transformado nuestra sociedad. Fue pionera en el movimiento de cuidados paliativos y del estudio de la muerte y fue una de las voces que desde el mundo científico defendió con más vehemencia la idea de que la consciencia sobrevive al fin del cuerpo físico. Hay dos cosas que se hacen condenadamente mal en nuestro mundo: NACER y MORIR.
En muchísimos casos sin conciencia, sin respeto, sin sinceridad, sin
ningún sentido de trascendencia, totalmente medicalizado, en la soledad
y frialdad de hospitales y no al calor de los seres queridos.
En un mundo que vive de espaldas a la muerte, Elisabeth Kübler-Ross vino a descifrar, explicar y dignificar este tránsito.




Con pocos años cogió neumonía y su experiencia fue una pésima introducción en la medicina hospitalaria:
Luego entiendes que la labor de su vida fue precisamente evitar situaciones similares.
Allí los médicos nunca le hablaron, le hacían pruebas dolorosas sin permiso, estaba en una habitación sin ventanas y con la luz del techo 24 horas y con una niña enferma (Suzy) que murió completamente sola.
Nadie le explicó nada, ni a la niña ni a ella cuando preguntó dónde estaba su compañera. Era como si la muerte no existiese. Elisabeth Küb1er-Ross supo desde muy joven que su misión era la de aliviar el sufrimiento humano y ese compromiso le llevó primero al cuidado de enfermos terminales y posteriormente a enfermos con sida.

¿Por qué ella?
No meditaba, fumaba mucho, no era vegetariana, no tenía un gurú, no había viajado a la India, etc.
En el libro, ella misma comenta que sus guías la eligieron para decir al mundo que la muerte no existe por ser médica y no religiosa/teóloga (“porque éstos no han hecho su trabajo y han tenido sobradas oportunidades durante los últimos 2000 mil años”), por ser mujer y no tener miedo.




“Morir es trasladarse a una casa más bella,
se trata sencillamente de abandonar el cuerpo físico
como una mariposa abandona su capullo de seda”

“El conocimiento va muy bien, PERO EL CONOCIMIENTO SÓLO NO VA A SANAR A NADIE.
Si no se usa la cabeza, el alma y el corazón, no se puede contribuir a sanar ni a un solo ser humano”

“Estar sentado en la cabecera de un moribundo es un regalo,
nuestro mejor maestro.
De ahí saldremos más enteros, más enriquecidos.”



“Escuchando a pacientes moribundos todos comprendimos
que deberíamos haber actuado de otra manera en el pasado
y que podíamos hacerlo mejor en el futuro”

“No sólo creo que hay una vida después de la muerte,
sino que lo sé, tenemos datos suficientes verificables
y es importante compartir este conocimiento con la gente”.

“Observé que poco antes de morir los enfermos se relajaban, incluso los que se
habían rebelado contra la muerte. Otros, al acercarse su final parecían
tener experiencias muy claras con seres queridos ya muertos y hablaban
con personas a las que yo no veía. Prácticamente en todos los casos la
muerte venía precedida por una singular SERENIDAD”

“Esta vida mía ha sido muchas cosas pero jamás fácil.
Esto es una realidad, no una queja.
He aprendido que no hay dicha sin contratiempos.
No hay placer sin dolor”



“La medicina tiene sus límites, realidad que no se enseña en la facultad.
Otra realidad que no se enseña es que un corazón compasivo puede sanar
casi todo. Unos cuantos meses en el campo me convencieron de
que ser buen médico no tiene nada que ver con anatomía, cirugía ni con
recetar los medicamentos correctos.
El mejor servicio que un médico puede prestar a un enfermo es ser
una persona amable, atenta, cariñosa y sensible”

“Creo que la medicina moderna se ha convertido en una especie de profeta
que ofrece una vida sin dolor. Eso es una tontería.
Lo único que a mi juicio sana verdaderamente es el amor incondicional”



“La mejor medicina es la medicina más simple”

“Los niños moribundos, mucho
más que los adultos dicen exactamente lo que necesitan para estar en
paz. La mayor dificultad está en escucharlos y hacerles caso”.

“No es necesario tener un gurú ni un consejero para crecer: los maestros se
presentan en todas las formas y con toda clase de disfraces: los niños,
los enfermos terminales, …
Toda la teoría y toda la ciencia del mundo no pueden ayudar a nadie
tanto como un ser humano que no teme abrir su corazón a otro”



“No se puede sanar el mundo sin primero sanarse a uno mismo”
“Si estamos dispuestos para las experiencias espirituales y no tenemos miedo, las tendremos.
Sin necesidad de un gurú o un maestro que nos diga cómo hacerlo”

Podemos ser pobres, podemos pasar hambre,
podemos vivir en una casa destartalada,
pero vamos a vivir plenamente.
Y al final de nuestros días vamos a bendecir nuestra vida
porque hemos hecho lo que vinimos a hacer”

“Durante toda la vida se nos ofrecen pistas
que nos recuerdan la dirección que debemos seguir. Si no prestamos
atención, tomamos malas decisiones y acabamos con una vida desgraciada.
Si ponemos atención, aprendemos las lecciones y llevamos una vida plena
y feliz, que incluye una buena muerte”.


“La muerte es sólo una transición de esta vida a otra existencia en la cual ya no hay dolor ni angustia”
“LO ÚNICO QUE VIVE ETERMANENTE ES EL AMOR”

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