martes, 27 de julio de 2010

Jóvenes filósofos: lo que la mente de los niños dice acerca de la verdad, el amor y el significado de la vida

Fuente: http://prodavinci.com/2009/09/12/jovenes-filosofos-lo-que-la-mente-de-los-ninos-dice-acerca-de-la-verdad-el-amor-y-el-significado-de-la-vida/

Jóvenes filósofos: lo que la mente de los niños dice acerca de la verdad, el amor y el significado de la vida

New York Times




Siempre es refrescante escuchar un giro nuevo de un chiste viejo. En la película “Duck Soup” de los Hermanos Marx, a Rufus T. Firefly, interpretado por Groucho, le entregan el reporte del tesoro del gabinete de Freedonia: “Pues hasta un niño de 4 años podría entender este reporte. Sal y búscame un niño de 4 años—para mi no tiene ni pies ni cabeza.” Alison Gopnik, profesora de psicología en la Universidad de Berkeley, en California, ha salido y ha encontrado a muchos niños de 4 años. Y, en su nuevo libro sostiene que, en algunos aspectos, son “más inteligentes, imaginativos, bondadosos y hasta más conscientes que los adultos.”





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Gopnik no llega a proponer que botemos a Timothy Geithner y marchemos con una falange de preescolares para que arreglen los problemas crediticios. Pero si sugiere, audazmente, que pensar en los niños puede darnos nuevas luces sobre problemas filosóficos antiguos. Puede ser, o no, cierto, pero su explicación, basada en investigaciones científicas de las recientes décadas sobre la mente de los infantes, es una historia fascinante de como nos convertimos en los adultos que somos.



La infancia temprana es a la vez familiar y misteriosa. Todos fuimos alguna vez un bebé, y la mayor parte de los adultos han pasado bastante tiempo hablando con niños pequeños. Pero simplemente no recordamos como era tener menos de cinco o seis años, y las conversación entre un adulto y un niño de preescolar están lejos de ser un diálogo entre iguales. Según Gopnik, nuestro desarrollo mental se parece más, a una metamorfosis que a un proceso de crecimiento progresivo, así que, como mariposas podemos alardear de muy poco conocimiento sobre las orugas que paseamos en nuestros cochecitos. Para ver lo que realmente está ocurriendo en sus cabezas necesitamos la ciencia de los adultos, en forma de experimentos ingeniosos y rigurosamente ejecutados —-y de ser posible, unidos a resonancias magnéticas del cerebro.



Gracias a todo este trabajo, parece que ahora podemos sobreponernos a algunas ideas falsas, o engañosas, heredadas de Sigmund Freud y Jean Piaget, el pionero de la psicología del desarrollo. Ellos sostenían, por ejemplo, que los niños pequeños no pueden discriminar entre la verdad y la ficción—un veredicto con el cual es demasiado fácil estar de acuerdo cuando el pequeño superhéroe vestido de capa te informa que en el lavandero hay un dinosaurio echando fuego por la boca. Pero resulta que hasta los niños de 2 y 3 años son muy capaces de discernir entre la ficción y la realidad. Los experimentos descritos por Gopnik son bastante convincentes sobre este punto (aunque hubiese sido interesante que el libro explicara exactamente como Freud y Piaget pudieron equivocarse tanto).



Cuando los niños están jugando saben que están solo jugando. Pero el juego es un asunto muy serio, como reconoció Montaigne: sin el lujo de un período tan largo de dependencia de los adultos, donde podemos darnos el lujo de explorar el mundo con una imaginación desencadenada, nunca aprenderíamos a ser las criaturas más conocedoras y poderosas del planeta. Un tema recurrente es la idea de Gopnik de que la inmersión lúdica en mundos hipotéticos libremente conjurados nos enseña como darle sentido al mundo real.



Ella describe, por ejemplo, como los niños pequeños captan las situaciones “contra realistas” y esto les permite calcular las probabilidades de cursos de acción alternativas. También sostiene que los amigos invisibles –hallados frecuentemente en niños de 2 a 6 años—parecen ayudar a los jovencitos a aprender como interpretar las acciones de los demás. Los niños que tienen amigos imaginarios tienden a ser mejores en predecir los pensamientos y sentimientos de la gente real. Los niños autistas casi nunca tienen amigos imaginarios ni hacen juegos de escenificaciones de mentira.



Antes se sostenía que los niños pequeños no solo eran irracionales sino inmorales y egoístas. Otra vez, estaríamos siendo injustos. La idea de que las ideas morales se desarrollan en la adolescencia—como sostenía Piaget, por ejemplo—parece estar errada. Niños hasta de dos años pueden captar la diferencia entre reglas morales, cuya intención es evitar el daño (no le hagas daño a los otros niños), y regulaciones meramente prácticas (“Quítate los zapatos sucios en la entrada”).



Es indicativo que un niño pequeño reconoce que no está bien hacerle daño a otro niño aunque una maestra le dijera que lo podía hacer. Esto no impide que los pequeños demonios se desaten ocasionalmente, pero ese mal comportamiento parece ser un asunto de auto control no desarrollado, y no de una falta psicopática de conceptos morales. En una sección hay buenas noticias para los que sienten optimismo frente a la raza humana, ya que Gopnik reporta que los niños sienten empatía natural desde el nacimiento y tienden a exhibir altruismo (a regañadientes) desde la edad de un año.



Entre 1980 y 1990, Gareth Matthews, un profesor de filosofía de la Universidad de Massachusetts en Amherst, arguyó, con bastante solidez, que debemos ver a los niños como filósofos naturales. Matthews mostró que la curiosidad intelectual abierta de los niños tiene mucho en común con las elucubraciones aparentemente sin sentido de los profesionales –en efecto, esto deja a la filosofía en los adultos como el desarrollo detenido.



Gopnik asegura, sorprendentemente, que la importancia que los niños tienen para la filosofía no es porque hacen las mismas preguntas que hacen los profesores adultos (ni siquiera menciona el trabajo de Matthews), sino que si pensamos sobre los niños tal vez podamos encontrar las respuestas que los profesores buscan.



Cuando Sócrates deliberó sobre la inmortalidad del alma, según Gopnik, debió tomar en consideración el tipo de vida después de la muerte que los padres pueden escuchar de sus niños, Al mismo tiempo, piensa que los filósofos morales deben reconocer más los lazos empáticos entre las generaciones, y que los escépticos que se preguntan como podemos llegar al conocimiento del mundo externo, se beneficiarían de considerar los mecanismos mediante los cuales los niños aprenden. En cuanto al significado de la vida, los lectores no se sorprenderían de saber que Gopnik sugiere buscar las respuestas entre sus niños (si los tienen).



Casi todos los grandes filósofos han sido hombres, y Gopnik sugiere que esto explicaría porque nunca se ha discutido la naturaleza de la mente de los niños filosóficamente. Pero hay una explicación alternativa: tal vez los niños no han sido tomados en cuenta simplemente porque en general no son tan relevantes. Aunque muchos filósofos eran hombres sin hijos, no todos lo fueron—Descartes desarrolló un lazo fuerte con su hija—y Bertrand Russel dirigió una escuela. ¿Debemos suponer que el mero hecho de ser hombres cegó a los filósofos ante el oro que yacía a sus pies? A veces, la explicación de Gopnik sobre los problema filosóficos es esquemática, y en ausencia de mejores ejemplos de grandes ideas obviadas que nos ofrece, no estoy convencido de que la historia de la filosofía hubiese encontrado inspiraciones más útiles al estudiar a sus niños, o si sólo sus luminarias hubiesen incluido a la Sra. Platón, Emmanuelle Kant, Renata Descartes y Joan Locke.



Gopnik dice que ser padres clase media en los Estados Unidos de hoy es inusual, porque comparativamente, hay poca gente dedicada al cuidado de cada niño y los padres deben involucrarse intensamente. La familia extendida, hermanos mayores y vecinos, juegan un papel menor que en el pasado y que en otros países. Interesantemente, sugiere que este cambio ayuda a explicar porque tantos padres en Norteamérica hacen tanto alarde alrededor de la crianza de sus hijos, cuando anteriormente era una actividad poco notable. Uno pudiera ir más lejos y ver que la absorción que ejercen nuestros hijos es una forma disfrazada de narcisismo. En cualquier caso, la idea de que la mente de los niños tiene mucho que decirnos sobre el significado de la vida parece una exageración.



Anthony Gottlieb es el autor de“The Dream of Reason: A History of Philosophy From the Greeks to the Renaissance.”



Traducción: Gabriela Gamboa

El tamaño del bebé influye en su desarrollo motor

Fuente: http://www.laflecha.net/canales/ciencia/noticias/el-tamano-del-bebe-influye-en-su-desarrollo-motor

Los bebés considerados pequeños para su edad gestacional tienen al nacer más posibilidades de sufrir problemas en su desarrollo motor, especialmente los expuestos a un ambiente familiar desfavorable, según un estudio realizado por investigadores brasileños.


05 Jul 2010
AGENCIA XINHUA



Este es el resultado de un estudio con 95 bebés, realizado por la fisioterapeuta Denise Campos, investigadora de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Campinas (Unicamp), informó hoy este centro académico.



El estudio mostró que los bebés que al nacer tenían un tamaño pequeño con respecto a su edad gestacional tuvieron diferencias significativas en el desarrollo motor en sus primeros meses de vida con respecto a los bebés de tamaño adecuado.



Todos los bebés del estudio nacieron en el plazo ideal de la gestación, es decir a partir de las 37 semanas de embarazo.



Los que nacieron pequeños con respecto a su edad gestacional, sin embargo, tuvieron algún tipo de restricción del crecimiento en el propio útero materno, como por ejemplo ser gestados por madres fumadoras, o que sufren de hipertensión o que estaban desnutridas.



Pese a que estos bebés no necesariamente nacen con bajo peso, en su gran mayoría tienen menos de 2,5 kilogramos al nacer.



De acuerdo con la investigación, los principales problemas de estos bebés se registran en los primeros meses de vida, precisamente la edad en que los seres humanos adquieren mayor desarrollo motor debido a que aprenden a sentarse, gatear y andar.



"El hecho de que hayamos descubierto diferencias no significa que el niño tendrá dificultades el resto de la vida, pero es aconsejable que se observe con más atención el desempeño motor de estos bebés para que no haya problemas en el futuro", según la fisioterapeuta.



La investigadora examinó los bebés a partir de la escala de desarrollo infantil conocida como Bayley, que incluye 48 pruebas para evaluar el desarrollo motor en los primeros meses de vida.



Además de obtener una puntuación promedio más baja, los bebés que nacieron pequeños para su edad gestacional por lo general realizan algunas actividades con menor frecuencia.



En el sexto mes de vida, por ejemplo, los pequeños tienen más dificultades para sentarse solos y equilibrarse por algún tiempo.



Además de evaluar el desarrollo motor de los bebés, la fisioterapeuta investigó otros factores que podían incidir en el desarrollo, como las características familiares.



Los resultados mostraron que los bebés con más problemas eran de mujeres que no trabajaban fuera de casa, que tenían menos de ocho años de estudios y que recibían una renta familiar baja.



"Consideramos que las características familiares también contribuyeron para las diferencias motoras encontradas. El ambiente en que un niño vive puede afectar su desarrollo, principalmente entre los que nacieron pequeños", según la autora del estudio.



"Un ambiente rico en estímulos ayuda a minimizar los riesgos de problemas futuros, pero un ambiente con poca estimulación puede contribuir para un desarrollo menor", agrega.

martes, 20 de julio de 2010

Descubren una bacteria que puede hacernos más inteligentes

Descubren una bacteria que puede hacernos más inteligentes


La exposición a una bacteria específica del entorno, que ya se sabía tenía cualidades antidepresivas, podría incrementar la capacidad de aprendizaje, según se desprende de un estudio realizado por científicos de The Sage Colleges de Nueva York.



26 May 2010
TENDENCIAS CIENTÍFICAS



Se trata de la Mycobacterium vaccae, una bacteria presente en los suelos, y que las personas tienden a respirar o aingerir cuando pasa cierto tiempo en contacto con la naturaleza. En estudios previos se había demostrado que esta bacteria, inyectada en ratones, estimulaba el crecimento de algunas neuronas del cerebro y, en consecuencia los niveles de seratonina, reduciendo la ansiedad de estos animales.



Dado que la serotonina juega un papel en el aprendizaje, los investigadores se preguntaron si la M. vaccae podía potenciar también el aprendizaje. Para averiguarlo, realizaron una prueba con ratones alimentados con esta bacteria, y que debían orientarse en un laberinto.



Los resultados demostraron que estos ratones realizaron el mismo trayecto el doble de rápido que otros ratones que no consumieron la M. vaccae, y con menos ansiedad. Otros tests dieron resultados similares, por lo que los investigadores especulan con la idea de usar estas bacterias en entornos de aprendizaje como los colegios, con el fin de reducir la ansiedad de los niños y aumentar la capacidad de éstos de aprender nuevas tareas.

Los bebes empiezan a aprender palabras a los diez meses

Aunque a esa edad sólo puedan balbucear sonidos ininteligibles, a los diez meses los bebes pueden aprender dos palabras por día, pero sólo las que nombran objetos que les interesan a ellos y no al que les habla.




La conclusión surge de una investigación de las universidades Temple, Delaware y Evansville, en los Estados Unidos, que se publica en el número de marzo/abril de la revista Child Development (Desarrollo Infantil).



En su estudio, los investigadores les mostraron a 44 bebes dos objetos separados -uno "interesante" y otro "aburrido"- y les asignaron palabras inventadas, como "modi" o "worp". Luego, midieron cuánto tiempo miraban los objetos y cuál miraban cuando se los nombraban.



Así comprobaron que, a los diez meses, antes de decir mucho de nada, los pequeños eran capaces de aprender dos nuevas palabras en una sesión. Utilizando un test de comprensión (en lugar de esperar que los bebes pronunciaran las palabras), pudieron mostrar que ellos asignaban un vocablo al objeto que más les gustaba, independientemente de cuál fuera el que nombraban los investigadores.



"Descubrimos que nosotros podíamos observar uno de los objetos, tomarlo e incluso moverlo, pero el bebe naturalmente asumía que la palabra que estaba escuchando correspondía al objeto que le resultaba interesante, y no al que nos resultaba interesante a nosotros", dijo una de las autoras del estudio, Kathy Hirsh-Pasek, docente de psicología y directora del Laboratorio Infantil de la Universidad de Temple.



"Los bebes simplemente le asignan una «etiqueta» al objeto más interesante que ven -agregó Shannon Pruden, autor principal del trabajo-. Tal vez es por eso que los chicos aprenden palabras más rápido cuando los padres miran y nombran objetos que ellos ya habían considerado interesantes."



De acuerdo con los investigadores, estos resultados tienen enorme trascendencia para los padres y cuidadores. Destacan que los bebes están escuchando nuestras conversaciones y tratando de aprender palabras mucho antes de poder decirlas. También aconsejan que cuando les hablemos a nuestros hijos pequeños lo hagamos sobre cosas que les gustan a ellos y no sobre las que nos gustan a nosotros.



Los científicos también destacaron que alrededor de los 18 meses el interés de los chicos cambia. Comienzan a aprender palabras de forma diferente, fijándose más en lo que le interesa a la persona que les habla.



"El chico de 18 meses es una personita socialmente hábil, que puede penetrar en la mente del que le habla y en el vasto diccionario mental que el adulto tiene para ofrecer -dijo Hirsh-Pasek-. Pero a los diez meses ellos simplemente no pueden tomar en cuenta la perspectiva de quien les habla."



Hirsh-Pasek y Golinkoff son coautores de seis libros, entre los que figuran How our children really learn and why they need to play more and memorize less (Cómo aprenden realmente nuestros hijos y por qué necesitan jugar más y memorizar menos, 2003) y How babies talk: the magic and mystery of language acquisition (Cómo hablan los bebes: la magia y el misterio de la adquisición del lenguaje,1999).

viernes, 16 de julio de 2010

Pediasure para mejorar el crecimiento

Pediasure Vainilla Lata Complemento Alimenticio Polvo, 400g

Pediasure
Pediasure Vainilla Lata Complemento Alimenticio Polvo, 400g
PROPIEDADES
Pediasure satisface las necesidades diarias de proteínas, vitaminas y minerales. Puede utilizarse como suplemento alimentario o como única fuente de alimentación, y puede administrarse por vía oral o por sonda. Cuando se toma el número correcto de raciones, proporciona el 100% de la cantidad diaria recomendada (CDR) de proteínas, vitaminas y minerales para niños de entre 1 y 10 años de edad.
Estudios adicionales han demostrado que PediaSure mejora el estado nutricional en niños malcomedores.  Nutrición completa y equilibrada para el niño: completa tranquilidad para la madre.
Consigue alcanzar el 100 % o más de las CDR por la National Academy of Science –National Research Council de proteínas, vitaminas y minerales en un volumen de 1.000 ml en niños de 1 a 6 años (y en 1.300 ml en niños de 7 a 10 años).
Favorece el desarrollo óseo y el crecimiento de compensación.
Favorece el normal desarrollo del cerebro y sistema nervioso.
Buena tolerancia digestiva debida la osmolalidad casi isotónica, que previene las diarreas.
Es idóneo para niños con intolerancia a la lactosa y niños celíacos.
Los niños lo toman con agrado: lo que facilita el que reciban una nutrición completa y equilibrada. PediaSure tiene un sabor agradable, así se facilita que los niños lo tomen.
Ayuda al sistema inmunitario.
Esta científicamente desarrollado y clínicamente probado. Los ensayos clínicos se realizaron en niños de diferentes edades.

INDICACIONES
Pediasure es una nutrición completa y equilibrada para niños de 1 a 10 años de edad. Y por tanto más que una leche con sabor y enriquecida con vitaminas o calorías.
CÓMO SE USA
Una toma de 225 ml de
Pediasure Polvo aporta:
• 225 kcal
• 6,8 g de proteínas de alta calidad (12% de las calorías totales)
• 24,1 g de hidratos de carbono (43% de las calorías totales)
• 11,2 g de grasas (45% de las calorías totales)

Una lata de Pediasure Polvo 400 g proporciona aproximadamente 9 tomas de 225 ml

GAIN® ADVANCE® 2 IQ

POLVO
Fórmula de seguimiento para niños de 6 a 12 meses
ABBOTT LABORATORIES DE MEXICO, S.A. de C.V.


Leche descremada, aceites vegetales, sacarosa, minerales, vitaminas, nucleótidos y taurina.
Ingredientes: Leche descremada, aceites vegetales (aceite de girasol alto en ácido oleico, aceite de coco, aceite de soya), lactosa, sacarosa, saborizante artificial, minerales (citrato de potasio, hidróxido de calcio, sulfato ferroso, sulfato de zinc, sulfato de cobre, sulfato de manganeso, yoduro de potasio), vitaminas (ácido ascórbico, bitartrato de colina, acetato de d-alfa tocoferol, niacinamida, pantotenato de calcio, palmitato de vitamina a, clorhidrato de piridoxina, clorhidrato de tiamina, vitamina D3, ácido fólico, vitamina K1, riboflavina, biotina, cianocobalamina), ácido araquidónico (AA) proveniente de aceite de M. alpina, nucleótidos (5’-monofosfato de citidina, 5’-monofosfato de guanosina disódica, 5’-monofosfato de uridina disódica, 5’-monofosfato de adenosina), ácido docosahexaenoico (ADH) proveniente de aceite de C. cohnii, taurina, palmitato de ascorbilo, beta-caroteno. Puede contener: fosfato dipotásico, cloruro de sodio, cloruro de magnesio.
GAIN® ADVANCE® 2:
Información nutrimental
Análisis aproximado
Nutrimentos
Unidades
por 100 g
por 100 ml*
por porción
reconstituidos de 34 ml
Contenido energético
kJ
(Kcal)
2098
495
313
74
106
25
Hidratos de carbono
   (10.14 g/100 kcal)
   (2.17 g por porción de 30 ml)

g

50.3

7.50

2.55
Lípidos
   (4.89 g/100 kcal)
   (1.10 g por porción de 30 ml)

g

24.30

3.62

1.23
Acido linoleico
g
4.50
0.67
0.23
Acido linolénico
g
0.55
0.08
0.03
Acido docosahexanoico
   (ADH)
mg
35.00
5.22
1.77
Acido araquidónico
   (AA)
mg
92.00
13.72
4.66
Proteínas
   (3.78 g/100 kcal)
g
18.80
2.80
0.95
Humedad
g
2.00
89.20
30.33
Nucleótidos (eq)
mg
48.3
7.2
2.45
Taurina
mg
33.55
4.99
1.70
Minerales
g
4.7
0.7
0.24
Potasio
mg
858
127.93
43.50
Calcio
mg
771
114.96
39.03
Cloruro
mg
565
84.24
28.64
Fósforo
mg
444
66.20
22.51
Sodio
mg
244
36.38
12.37
Magnesio
mg
58
8.65
2.94
Hierro
mg
8.00
1.19
0.40
Zinc
mg
3.70
0.55
0.19
Cobre
µg
440
65.6
22.30
Yodo
µg
150.0
22.37
7.61
Manganeso
µg
63.7
9.50
3.23
Vitaminas:
Colina
mg
118.3
17.64
6.00
Vitamina C (ácido ascórbico)
mg
73.0
10.88
3.70
Vitamina E (eq α-tocoferol)
mg
8.7
1.30
0.44
Niacina
mg
8.38
1.25
0.43
Vitamina B6 (piridoxina)
µg
0.94
0.14
0.05
Vitamina B2 (rivoflavina)
µg
0.80
0.12
0.04
Vitamina B1 (tiamina)
µg
0.65
0.10
0.03
Vitamina A (eq de retinol)
µg
503
79.03
26.87
Acido fólico
µg
88
13.12
4.46
Vitamina K1
µg
41.0
6.11
2.08
Biotina
µg
22.0
3.28
1.12
Vitamina D3 (colecalciferol)
µg
8
1.25
0.42
Vitamina B12 (cobalamina)
µg
2.00
0.30
0.10
La dilución estándar es una medida (incluida en la lata) de polvo GAIN® ADVANCE® 2 (5.08 g) por cada 30 ml (1 oz) de agua.
GAIN® ADVANCE® contiene AA y ADH (que son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga), taurina y colina, así como NPTD (nucleótidos potencialmente disponibles totales) y una mezcla de lípidos sin aceite de palma oleína.
GAIN® ADVANCE® 2 IQ está indicado como sustituto de la leche materna cuando por alguna razón se suspende la lactancia materna o como complemento de la lactancia. Es una fórmula infantil con ingredientes que apoyan e crecimiento y el desarrollo del bebé, apoyando la maduración del sistema nervioso central e inmunológico. GAIN® ADVANCE® 2 IQ puede ser usado por el infante como complemento a la alimentación al pecho, si ésta es descontinuada o como única fuente de nutrición a partir del cuarto mes de vida y después de los seis meses como base de la dieta del lactante. Puede modificarse de acuerdo a la indicación médica.
GAIN® ADVANCE® 2 IQ.
Disponible en polvo para diluir en: Latas con 400 y 900 g.
Peso (kg)
Edad aprox
Medidas
GAIN® ADVANCE®
Agua
Tomas en 24 h
7 o más
6 meses o más
4
240 ml (9 oz)
4
Recomendaciones de uso: La dilución estándar es una medida (incluida en la lata) de polvo.
GAIN® ADVANCE® 2 (5,08 g) por cada 30 ml (1 oz) de agua.