martes, 15 de diciembre de 2009

Superdotados (Al este de la campana de Gauss), mejor documental para TV , Festival de Málaga 2007

Luis Mora es periodista y trabaja como redactor y guionista desde hace 13 años en Canal+. En el año 2001, con Los sonidos del fútbol, logró el premio Tiflos de la ONCE al mejor reportaje de televisión. Ahora debuta como director con el documental Superdotados (Al este de campana de Gauss). Es una profunda y crítica reflexión sobre la situación por la que pasan muchas familias con niños superdotados.

- ¡Enhorabuena por el premio! ¿Qué le llevó a crear y a dirigir un documental que centraliza su mirada en los niños superdotados?
La aparente contradicción de que un elevado coeficiente intelectual puede conducir al fracaso. Todo el mundo piensa que si alguien es muy inteligente no tendrá problemas en su vida, que triunfará socialmente y conseguirá un buen trabajo. La realidad suele ser distinta. El documental se centra en la historia de Ena, una niña de 8 años superdotada, que quiere aprender pero se aburre en el colegio. La cuestión era esa: ¿cómo puede quedarse dormida en clase una niña a la que le apasiona el aprendizaje? Teníamos la necesidad de profundizar en esa pregunta y de ahí surgió todo.

- ¿Qué argumentos utilizó en el documental para acercar los problemas de un superdotado al público? ¿A qué o a quién tuvo que enfrentarse para sacar el documental adelante?
Cuando uno hace un documental, o cualquier cosa en la vida, debe enfrentarse primero a sí mismo y prometer que será honesto. Conocimos a muchas personas con altas capacidades y descubrimos que el prototipo de niño superdotado que vende la televisión es falso. Son personas normales con un CI más elevado, eso es todo. Cualquiera puede ser superdotado y no saberlo. El documental trata de decirle al telespectador: quizá usted tiene altas capacidades, hágase un test de inteligencia y descúbralo; quizá esa incomprensión que siente a veces está motivada por este hecho; quizá su hijo actúa así porque es superdotado. Hubo mucha gente que no quiso hablar. Pero hubo otros que dieron el paso, y ahí está su testimonio. El fracaso académico y social en este tipo de personas no es excepcional y nadie hace nada para resolverlo.

- Por los caminos que tuvo que recorrer para hacer el documental, ¿qué descubrió acerca de la situación de los superdotados en España?
Había un dato sobrecogedor que conocimos nada iniciar nuestra investigación. Según la OMS, el dos por ciento de la población tiene altas capacidades, y la mitad fracasan académicamente. Una gran parte de ellos desarrollarán trastornos que les podrán conducir a la depresión o, incluso, al suicidio. Es algo aterrador. Lo sorprendente es que conociendo esta circunstancia el sistema educativo no reaccione. Hemos conocido a chicos con un CI genial que no han sido capaces de aprobar el bachillerato.

-¿Qué pueden esperar los padres de hijos superdotados del documental? ¿Qué aporta el documental a estas personas?
El documental suscita más preguntas que respuestas, y eso me parece bueno. Cuando una persona se cuestiona algo es porque empieza a preocuparle. Estos niños tienen derecho a una educación especial pero en la práctica no siempre es así. Quizá la conclusión más importante del documental sea alertar a la sociedad y a los gobernantes de que hay un problema sin resolver y que afecta a muchas familias.

- ¿No le resulta paradójico que niños superdotados, con sus altas capacidades intelectuales, sufran problemas como el fracaso escolar y la baja autoestima? ¿El hecho de tener un CI alto se vuelve en contra del propio niño?
Un CI elevado es sólo un aspecto más en la personalidad del niño. Tiene un potencial pero necesita saber qué hacer con él. Si nadie le incentiva, si nadie le motiva, si nadie le enseña a utilizarlo se volverá en su contra. Los niños superdotados que no reciben una educación especial pueden desarrollar ansiedad, agresividad o depresión debido a la frustración que sienten. Pongamos que un niño normal necesita tres o cuatro explicaciones para entender un problema. Para un niño superdotado a veces no es necesaria ni una explicación para entenderlo. De ahí viene su rechazo a la escuela. Acaban asociándola con un lugar donde siempre repiten las mismas cosas.

- Qué aconsejaría a los padres de niños superdotados que viven en esta misma situación. ¿Hay alguna salida, una solución para estos casos?
Hay dos mundos en las altas capacidades: uno el de los padres que saben que su hijo es superdotado y otro el de los padres que no lo saben. En el primero los hijos pueden encontrar un punto de referencia y una compresión; en el segundo, los niños se verán más solos dentro de un mundo que no entienden. De los padres depende, en gran medida, la felicidad de estos niños. Los padres son la voz para reivindicar lo que necesitan. Si ellos no detectan que su hijo es superdotado puede resultar catastrófico para el niño y para la propia familia.

- En su opinión, ¿los educadores así como los psicólogos están suficientemente preparados para tratar a un niño superdotado?
No se puede generalizar. Hay profesores y pedagogos tremendamente involucrados, pero otros no están tan preparados. Hemos entrevistado a profesores con 30 años de magisterio que reconocen que nunca han detectado a un alumno como superdotado. Evidentemente, seguro que han tenido en su clase alguna vez a un niño con altas capacidades, el problema es que no han sabido identificarlo. La pregunta que surge es desalentadora: ¿qué ha pasado con esos niños? No es ningún secreto: hay personas superdotadas que ocupan puestos laborales corrientes o pasan toda su vida sin descubrir que lo son.

- Un padre bien informado es la mejor defensa de un niño superdotado. En este sentido, ¿Ve usted cumplida su propuesta con el documental?
Los padres son los guardianes de sus hijos. Tienen la responsabilidad de velar por sus derechos y su bienestar, y por eso deben estar bien informados. Pero, a veces, para un padre tampoco es fácil acceder a la información. Los medios de comunicación deberían apostar más por divulgar conocimientos y menos por airear trapos sucios de pseudofamosos. Es una responsabilidad de todos y entre todos debemos cimentar una sociedad inteligente.

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