martes, 4 de mayo de 2010

EL TÍMIDO ¿NACE O SE HACE?

EL TÍMIDO:
¿NACE O SE HACE?

TIMIDEZ CONGÉNITA
Jerome Kagan, el investigador norteamericano del temperamento, llegó a la siguiente conclusión : en un tercio de los adultos tímidos la timidez forma parte del programa biológico. Ya en el vientre materno tienen una frecuencia cardíaca superior a la de otros fetos. A los cuatro meses presentan reacciones motrices más intensas que otros niños frente a sus percepciones sensoriales (objetos, ruidos, olores). EN un entorno desconocido lloran más que otros bebés. A los catorce meses siguen mostrando una frecuencia cardíaca superior a la media cuando se ven confrontados con una nueva situación.

Kagan califica a estos niños como muy reactivos. Los datos obtenidos a partir de electroencefalogramas manifiestan un claro incremento de actividad del hemisferio derecho y del sistema nervioso vegetativo cuando los niños son confrontados con algo nuevo. Es de suponer que la amígdala, responsable de la primera reacción emocional, reacciona con mucha más intensidad de lo que sería adecuado a la situación. Manda mensajes de advertencia al sistema nervioso vegetativo y produce así reacciones de miedo, como el aumento de la presión arterial y de la frecuencia cardíaca. EL niño que experimenta estas reacciones corporales las vive como algo desagradable, tiene miedo y se siente a disgusto e inseguro. Los bebés manifiestan su malestar llorando. Los niños más mayores evitan las situaciones que los alteran y se retraen.

Otros científicos yanquis han comprobado que los niños que son engendrados en agosto o septiembre tienen una probabilidad mucho mayor de nacer siendo niños tímidos. Se supone que la causa es la hormona melatonina, conocida por su actividad neuronal. Durante los meses de invierno, en los que el feto madura en el vientre materno, la melatonina se produce en mayor cantidad. La hormona llega al feto a través de la placenta y puede provocar una elevada excitabilidad congénita.

TIMIDEZ ADQUIRIDA:
Dos tercios de la totalidad de las personas tímidas no nacen con esta predisposición ; su timidez se desarrolla a causa de influencias externas. Los estudios comparativos sobre diversas culturas realizados por el socio-psicólogo yanqui Philip Zimbardo, en los que investigó la estructuras sociales en Israel, Japón y Taiwan, aportan interesantes datos sobre estas influencias externas. Entre otras cosas, se puso de manifiesto que el 60 por 100 de todos los japoneses y taiwaneses interrogados se consideraban tímidos, pero sólo el 30 por 100 de israelíes. Es de suponer que la causa de esta sorprendente diferencia se encuentra en el comportamiento educacional que predomina en cada país. Por lo general, en Israel los niños reciben mucha atención y dedicación, obtienen muchas alabanzas y reconocimiento. Se los anima a intentar cosas nuevas. En Japón y Taiwan, los éxitos de los niños se atribuyen a los padres : los padres reciben el reconocimiento cuando el hijo hace algo bien. EN cambio, de los fracasos sí se hace responsable a los propios niños.

Por lo tanto, es evidente que el hecho de que una persona llegue a ser tímida o no depende de si ha podido edificar un sentimiento de autoestima estable o no.

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