viernes, 11 de septiembre de 2009

Afecto y control es la combinación perfecta para un buen crecimiento infantil

La indiscutible evolución que ha experimentado el modelo familiar tradicional ha traído consigo la proliferación de estudios con el fin de determinar cómo afectan los nuevos tipos de familia al desarrollo de los hijos. Según María Vicente Mestre Escrivá, de la Universidad de Valencia, "el mejor estilo de crianza es el que combina afecto y apoyo con un control y una legislación en el ámbito familiar".
No es nada infrecuente escuchar a padres decir lo difícil que resulta imponer normas y mantener la disciplina en casa. Lo mismo ocurre en la escuela, donde los profesores son, en ocasiones, incapaces de lidiar con los niños que vienen a penas sin criar de casa. Y es que la familia ha abandonado su función principal. "Es necesario que los padres recuperen las riendas de la educación de sus hijos. Si bien ha cambiado la estructura familiar no lo ha hecho su función, que sigue siendo la crianza y educación de los niños", ha señalado María Vicente Mestre Escrivá, catedrática de Psicología Básica y decana de Psicología de la Universidad de Valencia."El mejor modelo de crianza es el que combina afecto y apoyo (muestras de cariño, atención de las necesidades, preocupación y apoyo emocional) con un control, unas normas y una legislación en el ámbito familiar", ha explicado Mestre. Ambos modulados siempre por la comunicación entre padres e hijos. Si la balanza se decanta por un exceso de control, rigidez y hostilidad dará lugar, tanto en niños como en adolescentes, a una mayor irritabilidad, inestabilidad emocional, agresividad y respuestas de ira ante situaciones de tensión y en las relaciones con los demás. Si, por el contrario, se tiende a un exceso de permisividad y sobreprotección "estaremos haciendo hijos con muy poca tolerancia a la frustración", ha añadido.Diferentes familias, diferentes formas de crianzaLa evolución del modelo de familia tradicional en los últimos años ha dado lugar a una gran variedad de estructuras familiares con diferentes estilos de crianza. Los estudios llevados a cabo en este sentido dejan claro que "las nuevas familias" no implican un perjuicio para el desarrollo de los hijos. "Importa mucho más la calidad de las relaciones entre los miembros que el tipo de estructura familiar", ha destacado la experta.Las familias monoparentales, por ejemplo, son cada vez más frecuentes, sin embargo, no es lo mismo cuando es fruto de un divorcio o cuando se debe a otras causas. Siempre en función de cómo la pareja afronte el divorcio, "los niños de padres divorciados afirman con frecuencia percibir una disciplina más flexible y mayor negligencia a la hora de atender sus necesidades", ha señalado Mestre.En el caso de los padres que optan por la adopción, las conclusiones del estudio llevado a cabo en la Comunidad Valenciana en 2003 revelan que "o bien utilizan estilos de crianzas muy permisivos o son excesivamente rígidos, sobre todo cuando el niño llega al hogar con una determinada edad". Así, la edad del niño en el momento de la adopción es un factor determinante en su adaptación, junto con la experiencia anterior del niño y las expectativas de los padres que, en muchos casos, suelen ser las de un hijo ideal. Según Mestre, "para facilitar la adaptación es fundamental una adecuada formación de los padres y el asesoramiento profesional para que estos problemas no se agraven".La orientación sexualA pesar de que en España aún no se han llevado a cabo estudios con familias de padres homosexuales, la experiencia de otros países ha demostrado una serie de evidencias que no se tenían tan claras. Según Mestre Escrivá las investigaciones constatan que no existen diferencias en cuanto a la percepción que los hijos tienen del afecto que reciben de los padres homosexuales, tampoco en los niveles de conflicto, ni en la orientación del rol de género."Sí se percibió mayor grado de conflictividad cuando las familias, independientemente de la orientación sexual, estaban formadas por un único adulto. Es decir, influye más la variable estructural que la orientación sexual del mayor".

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